Las dos últimas habitaciones de la casa eran las de los padres de Ramón Otero Pedrayo. Fíjate en que tienen una distribución que hoy se hace extraña, pero que era bastante común en el pasado. Una habitación para el marido, la que puedes ver a la derecha, y otra para la mujer, conectadas entre ellas por una discreta puerta. Fíjate en que la habitación de la mujer, junto a la cama, hay un altar.