COCIÑA

La puerta por la que entramos a la casa a día de hoy era, antiguamente, la puerta que usaban los trabajadores y los caseros. Antes de seguir, hace falta que sepas que en esta casa siempre vivió una pareja, a veces con sus hijos, que cuidaba de la vivienda y atendía las diversas tareas del campo. Si te fijas en el suelo verás que la vivienda está dividida en dos partes, en esta parte es de piedra y, después, cuando dejemos atrás la zona de los trabajadores, será de madera.

En la cocina se conserva el lar, elevado sobre el suelo, donde se hacía fuego y se cocinaba. En este lugar, a última hora de la tarde, cuando el trabajo de la jornada estaba finalizado, no era raro que se juntaran los trabajadores de la casa. Los cuentos que aquí se contaban y las historias que le escuchó a su abuela influyeron mucho en la narrativa oteriana. El escritor, dejó dicho: “En invierno, cuando los fríos y las matanzas, se juntaban en la cocina muchos vecinos. Estaba el “Tenacio”, vellote ardilla, el “Valeiras”, el “Tumbalobos”. Hablaban de las guerras cuando “macheteaban” a los “mambises”.

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