Al igual que su homóloga en el lado derecho de la fachada del Obradoiro, ésta se construyó sobre una torre románica más antigua. En 1738, Fernando de Casas Novoa la modeló siguiendo el modelo de la torre de las Campanas construida por Pea del Toro y Domingo de Andrade en el siglo XVII, y el resultado fue una fachada barroca decorada en diversos estilos.

Ante la imposibilidad de restaurar la carraca original, en abril de 2010 se levantó una copia que se exhibe en el museo de la catedral. La nueva es una réplica exacta de la original; incluso está hecha con el mismo tipo de madera de castaño. Se compone de una disposición en cruz de cuatro cajas de resonancia rectangulares, cada una de las cuales contiene una lengüeta que produce el sonido cuando la caja gira sobre un eje dentado y se golpea. Este antiguo instrumento, que ya no se emplea en la liturgia, se tocaba antiguamente durante los oficios de Semana Santa para lamentar la muerte de Jesús y evitar el toque de campanas.