Pazo de Xelmírez

El palacio de Gelmírez, es el antiguo palacio episcopal de la catedral de Santiago de Compostela. Fue construido por Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago entre 1120 y 1136, aunque del edificio original solo se conservan las puertas de comunicación con la basílica: la puerta de Gramáticos, la puerta de la Torre y la puerta de la tribuna.

Tras ser la sede provisional del Parlamento de Galicia, desde su constitución el 19 de diciembre de 19811​ hasta que se trasladó al pazo de Fonseca, en verano de 1982, actualmente tiene un nuevo uso museístico, integrado dentro del área del Museo de la Catedral de Santiago de Compostela.

Gelmírez lo mandó construir para sustituir el antiguo pazo arzobispal situado en la fachada de las Platerías, datado entre los años 830 y 880, y que había sido prácticamente destruido en las revueltas acaecidas en Santiago de Compostela en 1117.

El edificio está alineado con la fachada occidental románica de la catedral, con tres plantas. Traspasado este acceso se puede ver el pórtico románico original, oculto ahora tras la nueva fachada del siglo XVIII. En la planta baja está la Sala de Armas, con el vestíbulo a un lado (contiguo a la torre de la catedral) y el arco del palacio al norte; esta sala está dividida por columnas compuestas por cuatro más delgadas en dos naves con cinco tramos, y con bóvedas de arista.

El patio que sigue conduce a las escaleras por las que se sube al Salón de Ceremonias o Sinodial, construido entre 1253 y 1266 por el maestro Pedro Boneth sobre la sala de armas y el arco de palacio. Se trata de un amplio salón diáfano, de planta rectangular, dividido en seis tramos rebajados, con bóvedas de crucería tripartita. Unos arcos fajones cargan sobre los nervios de las bóvedas y canecillos, de gran importancia, embutidos en los muros laterales.

El recorrido de los canecillos se inicia por el situado en el centro del ábside norte en el que se ve una figura de pie, con las manos extendidas en gesto de oración, vestido con amplios ropajes. Se cree que representa un sacerdote. Lo flanquean dos sirvientes vestidos con túnica corta: el de la izquierda sujeta una vasija, en parte velada por un paño que le cae desde el hombro mientras que el de la derecha carga una especie de sopera.

El del muro occidental, más cerca del ábside, muestra un personaje sentado a la mesa, cubierta por un mantel, que es atendido por cuatro sirvientes. El canecillo ubicado enfrente, quizás obra del mismo artista, es el único del salón que repite la misma ornamentación, al destapar la sopera, también representa a un sirviente con panes.

En el tercer canecillo cambia la temática, la disposición y el autor. En el centro, dos figuras sentadas tocan un organistrum; los bordes de sus ropas están ornamentados y ciñen sus cabezas coronas con gemas. A la izquierda un nuevo músico toca una fídula oval que apoya en sus piernas; al de la derecha le faltan los brazos; ambos están cobijados por arcos, disposición que se repite en el canecillo que forma pareja con él, siendo los únicos que presentan tal disposición. El siguiente del lado occidental se decora con tres ángeles de alas desplegadas y cabezas aureoladas que extienden unos letreros con epígrafes diferentes. En una se lee: «VIR FIDELIS/ CORONABITVR IN CELIS», que traducido del latín quiere decir que el varón fiel será coronado en el cielo, en otra: «QVOT TIBI NON VIS FIERI/ ALTERI NE FACIAS» que se traduce como lo que no quieras para ti, no se lo hagas a otro.

En el quinto vuelven a representarse escenas de un banquete. A su lado, en el extremo del canecillo, un ángel lector apoya un libro abierto sobre sus rodillas; en el otro lado, un soldado con barba, vestido con cota de malla y casco en la cabeza, se protege el pecho con un escudo y se defiende con una espada, rota, que clavó en un cuadrúpedo, posiblemente un oso, con el que combate. La bestia se apoya sobre sus patas traseras y tiene una de las delanteras en el escudo del guerrero.

En el siguiente se reitera la pareja sentada y coronada, aunque ahora sin instrumento musical en sus manos. El de la izquierda tiene roto un brazo y con la mano derecha sostiene un largo puñal o espada corta desenvainada cuya punta apoya sobre el pecho; su compañero, también mutilado, probablemente sujetaba un puñal y descansa la otra mano sobre la rodilla. A los lados se encuentran un sirviente sentado en una silla baja con los pies cruzados, con un objeto circular en sus manos, jalonado y con botón en su parte superior; al otro lado un músico, también sentado y con las piernas cruzadas, agarra en sus manos una nueva cítara.

En el penúltimo canecillo del muro oriental se representan tres músicos de pie, calzados y con túnicas hasta media pierna. El del centro cubre su cabeza con un gorro y lleva una arpa; otro, una fídula; finalmente el tercero, sopla en una flauta doble, instrumento que se ve en la puerta principal del monasterio de San Lorenzo de Carboeiro y en los Ancianos del Pórtico del Paraíso en la catedral de Ourense. El último canecillo vuelve a presentar unos comensales semejantes a los del situado enfrente; uno de los sirvientes sostiene con las manos una pila de cuatro panes; el otro, sujeta un cántaro y se disponen a servir la bebida.

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