Santa María de Cardet

La iglesia de Santa María de Cardet, también conocida como Santa María de les Cabanasses, es el templo parroquial de la pequeña aldea de Cardet, situada en el valle de Boí. Se trata de una construcción románica del siglo XII, con algunas modificaciones introducidas en el siglo XVIII. Forma parte del conjunto de iglesias rurales de estilo románico-lombardo que se diseminan por el valle y que comparten una misma tradición arquitectónica.

El edificio se emplaza en el extremo del núcleo urbano, sobre un barranco que condiciona su estructura. Por esta razón, el ábside presenta una altura superior a la habitual en comparación con los de otras iglesias del valle. Exteriormente, la decoración sigue los cánones del románico lombardo, con un repertorio de arcuaciones ciegas, frisos de esquinillas y bandas lombardas. En el ábside se abren cuatro ventanas de arcos dobles de medio punto, que aportan luminosidad al interior.

La portada principal se abre en el muro occidental y está rematada por una espadaña de tres vanos, destinada a albergar las campanas. Sobre la clave del arco se conserva un crismón trinitario tallado en piedra, de forma circular y de tipo oscense. Se trata de una pieza de factura rústica e irregular, en la que la tilde aparece colocada bajo la P; las letras alfa y omega se representan de forma muy pequeña, mientras que la letra S ocupa un tamaño desproporcionado. Esta simbología responde al lenguaje iconográfico habitual en el románico, en el que el crismón representa a Cristo como principio y fin.

La iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1992 y, junto con las demás iglesias del valle, fue inscrita en el año 2000 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro del conjunto de Iglesias románicas catalanas del Valle de Boí.

En el interior se conserva la imagen gótica de la Mare de Déu de les Cabanasses, fechada en el siglo XIV y objeto de especial devoción local. El altar románico original contaba con un frontal pintado que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Esta obra, de gran valor iconográfico, representa a la Virgen en el centro, dentro de una mandorla y rodeada por el Tetramorfos, símbolo de los evangelistas. La escena principal se acompaña de episodios de la vida de la Virgen, como la Asunción, la Visitación, la Natividad, la Epifanía y la Huida a Egipto, todo ello ejecutado en pintura sobre tabla al temple.

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