La iglesia de Santa María de la Asunción, conocida en catalán como Església de Santa Maria de l'Assumpció, se encuentra en el pequeño núcleo de Coll, dentro del municipio de Valle de Boí. Actualmente forma parte del recinto del cementerio y, en origen, perteneció a un antiguo monasterio benedictino. Se trata de un templo románico construido en el siglo XII, empleando sillares bien labrados, y consagrado en el año 1110.
En 1992 fue declarada Bien de Interés Cultural, y en el año 2000 fue incluida por la UNESCO dentro del conjunto de Iglesias románicas catalanas del Valle de Boí, como Patrimonio de la Humanidad.
El edificio presenta una planta de nave única, con dos capillas laterales. La nave se cubre con bóveda de cañón sostenida por arcos torales que descansan sobre columnas. A los pies se sitúa un coro alto. El ábside, de planta semicircular, conserva en su exterior una rica decoración lombarda, presente también en los muros laterales.
La fachada occidental se abre mediante una portada compuesta por cuatro arquivoltas: dos lisas y dos molduradas con baquetón, todas ellas enmarcadas por un guardapolvo con motivo de ajedrezado, muy característico del románico. Las columnas que flanquean la entrada presentan capiteles decorados con motivos vegetales e historiados. En la clave de la arquivolta exterior se encuentra un crismón de gran belleza, considerado uno de los más notables de todo el conjunto del valle. A ambos lados, en las enjutas, se labran dos palomas y dos cabezas humanas, una de ellas tocando un cuerno de caza. Por encima de la portada, un óculo circular abierto en el muro aporta luz al interior.
La torre se levanta sobre la capilla adosada al muro sur. Es de planta cuadrada y consta de cuatro cuerpos; los dos superiores, que hacen las veces de campanario, fueron modificados en época gótica. Como es habitual en las iglesias del valle de Boí, esta torre sigue las proporciones de los antiguos minaretes: su altura equivale al perímetro de la base.
La portada conserva la puerta original de madera con herrajes medievales de forja artística, testimonio del trabajo artesanal de la época. Entre el mobiliario litúrgico destaca un frontal de altar románico, actualmente custodiado en el Museo Episcopal de Vich, pieza relevante dentro del patrimonio artístico de la iglesia.