Su historia

La historia de Córdoba se remonta a tiempos muy antiguos, con asentamientos humanos ya en la Edad del Bronce. Sin embargo, la ciudad como tal fue fundada a mediados del siglo II a. C. por el pretor romano Claudio Marcelo. Gracias a su ubicación y relevancia, se convirtió en capital de la Hispania Ulterior y, posteriormente, de la provincia Bética, obteniendo el prestigioso título de Colonia Patricia, reflejo de su prosperidad en aquella época.

Con la caída del Imperio romano de Occidente, Córdoba pasó a manos del Imperio bizantino, hasta que en el año 572 fue conquistada por el rey visigodo Leovigildo. A finales del siglo VII, la inestabilidad interna del reino visigodo facilitó la llegada de los musulmanes, que iniciaron su conquista de la península en el 711. Debido a su localización estratégica, Córdoba fue elegida capital de al-Ándalus en 717. Poco después, en 756, Abd al-Rahman I instauró el Emirato Independiente de Córdoba, y en 929, Abd al-Rahman III proclamó el Califato, llevando a la ciudad a su máximo esplendor como uno de los centros culturales y políticos más brillantes del mundo islámico.

La caída del Califato a inicios del siglo XI marcó el inicio de una etapa de declive político, aunque la vida cultural continuó con dinamismo. En 1236, la ciudad fue conquistada por el rey Fernando III de Castilla, integrándose en la Corona y convirtiéndose en un importante bastión en la lucha contra el Reino nazarí de Granada. Desde entonces, fue frecuentemente residencia de los monarcas castellanos.

Durante el siglo XVII, Córdoba vivió una profunda crisis que frenó su crecimiento. No fue hasta el siglo XVIII cuando comenzó una recuperación, con renovaciones urbanas importantes, aunque también con intervenciones perjudiciales, como la demolición de partes de la muralla medieval. Ya en el siglo XIX se inició una transformación más profunda, y en el siglo XX, el aumento de la población propició la expansión de la ciudad con nuevos barrios que se desarrollaron en su entorno.

Cada una de estas etapas históricas ha dejado una huella visible en Córdoba: puentes, murallas, torres, puertas antiguas, molinos, restos de mezquitas, iglesias, conventos y palacios forman parte de su inmenso legado arquitectónico. A esto se suma un valioso patrimonio artístico, con piezas únicas de escultura, pintura, orfebrería y otras artes decorativas que enriquecen aún más el perfil histórico y cultural de la ciudad.

Artículo obtenido de Wikipedia en su versión del 4/5/2025, por varios autores bajo la Licencia de Documentación Libre GNU.