Catedral de Santa María (Vitoria)

La catedral de Santa María, conocida popularmente como Catedral Vieja, es un templo católico de estilo gótico situado en Vitoria-Gasteiz, capital del País Vasco. Desde verano de 2015 el templo está en la lista de monumentos Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO bajo la denominación Caminos de Santiago: Camino francés y caminos del Norte de España.

Se encuentra situada en la parte más alta de la colina sobre la que se asentó la primitiva ciudad, fundada en 1181 sobre la antigua aldea de "Gasteiz", con el nombre de "Nova Victoria", por el rey Sancho VI de Navarra (Sancho el Sabio), y que dio origen posteriormente a la ciudad actual. Con el nacimiento de la diócesis de Vitoria en el año 1862, la colegiata de Santa María adquirió la categoría de catedral. Es conocida como la Catedral Vieja, para distinguirla de la Catedral Nueva, dedicada a la Inmaculada Concepción de María y construida en el siglo XX en estilo neogótico.

Este templo, atendiendo a criterios estilísticos y formales, es discreto y su relevancia deriva de su compleja construcción y su historia llena de diversos avatares ligados con la historia de la ciudad. Desde finales del siglo XX (en el año 1994 fue cerrada al público) es objeto de un complejo e integral plan de restauración que ha obtenido diversos reconocimientos internacionales y ha dado relevancia al monumento.

El edificio se caracteriza por arrastrar problemas estructurales desde su nacimiento. A raíz del cierre al público se procedió a la realización del Plan Director de Restauración Integral el cual publicó sus resultados en el año 1998 y tiene como característica destacable la visitabilidad de las obras de restauración.

La ciudad de Vitoria fue fundada sobre la aldea de Gasteiz en el año 1181 por el monarca navarro Sancho VI como parte de la línea de defensa del reino de Navarra con el de Castilla. Pocos años después, en el año 1200, la plaza es tomada por el rey castellano Alfonso VIII el cual, después del incendio que asoló la ciudad en el año 1202 emprendió una labor de reconstrucción de la misma expandiéndola hacia occidente con tres nuevas calles. Fruto de esa reconstrucción urbanística fue la Iglesia de Santa María, que nació con el objetivo de servir de perímetro defensivo amurallado a la renaciente ciudad.

El templo se alzó como parte del perímetro fortificado de la ciudad, se conservan los paños más antiguos de la muralla cerrando la parte norte del pórtico y se calcula que la muralla tenía 7 metros de alto y 4 metros y medio de ancho.

El templo construido a comienzos del siglo XIII, que marcaría la forma sorprendentemente arcaica del transepto, tenía cripta y era sorprentemente castrense, integrado en la muralla defensiva de la ciudad. Esta primera edificación se conserva casi íntegramente en algunos tramos, como la zona norte del crucero, con muros de gran espesor y alturas de casi 20 metros.

Durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), el templo será modificado al gusto que venía de la vecina Francia, principalmente en su interior. Se selló la cripta y se procedió al revestimiento de los muros interiores. Durante la segunda mitad del siglo XIII y todo el siglo XIV se procedió a dotar al templo del aspecto gótico que presenta en la actualidad.

El 14 de febrero de 1498 la parroquia se convierte en Colegiata tras la bula del 7 de octubre de 1496 que trasladaba la Colegiata de Armentia, templo actualmente conocido como la Basílica de San Prudencio de Armentia, a Vitoria. Este traslado obedecía a la operación que la oligarquía de Vitoria realizó para prestigiar la ciudad. De esta forma Santa María pasa a ser Iglesia Colegial y centro eclesiástico del territorio.

Al elevarse la categoría del templo se comienzan a realiar reformas y actuaciones de embellecimiento del mismo. Desde finales del siglo XV y durante todo el XVI de realizan diferentes actuaciones; se construye la torre, el coro y las capillas de San Juan y de la Imacualda Concepción, así como los altares del Cristo, San Roque, San Marcos, San Prudencio, la Piedad, San Bartolomé, San José... y sepulcros como los de las familias de Ortiz de Caicedo, Cristóbal Martínez de Alegría y Martín Sáez de Salinas.

En el siglo XVI se termina la parte alta del edificio, se cubren las nuevas construcciones con bóvedas de piedra y se cambián las bóvedas ligueras de los tramos viejos también por bóvedas de piedra. Para ello se precisa de la construcción de contrafuertes y arbotantes exteriores.

Estas actuaciones, que cambiaron radicalmente los equilibrios de fuerzas del edificio, fueron el origen de los problemas estructurales que acompañaron al mismo en su larga historia.

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