El retablo renacentista del monasterio es una obra en alabastro de composición arquitectónica, realizada por el escultor Damián Forment entre 1527 y 1529, por encargo del abad Pedro Caixal durante el reinado de Carlos I. Aunque se colocó antes de la fecha estipulada en el contrato, el proyecto se vio envuelto en una controversia financiera. Forment fue recibiendo los pagos acordados hasta mayo de 1530, momento en que todavía se le adeudaban 960 ducados. Ese mismo año, el abad Caixal fue implicado en un escándalo económico que lo llevó a un proceso judicial, y la comunidad del monasterio se negó a continuar con los pagos. Acusaron a Forment de haber inflado los precios y de sobornar al abad con esculturas adicionales. A pesar de que el escultor presentó una demanda judicial, incluso en 1570 su nieta, Úrsula García, seguía reclamando la deuda sin éxito.
Tras la exclaustración de 1835, el retablo sufrió importantes daños. No fue hasta 1940 que se emprendió un proceso de restauración. El retablo, realizado al estilo “a lo romano”, responde a una traza arquitectónica renacentista decorada con grutescos. Supuso una innovación dentro del arte catalán al introducir por primera vez de manera clara el lenguaje artístico del Renacimiento.
La estructura del retablo se organiza en un banco, un sotabanco y tres cuerpos distribuidos en tres calles, ordenadas según una superposición de órdenes clásicos. Los extremos están decorados con frutas y guirnaldas, elementos que sustituyen las tradicionales “polseras” góticas.
En el sotabanco se representan en altorrelieve varias escenas de la Pasión: la Oración en el Huerto, el Prendimiento, la Flagelación, Jesús ante Pilatos y la Caída camino del Calvario.
En el primer cuerpo, la figura central es la Virgen con el Niño, representada de mayor tamaño que las figuras laterales. A ambos lados se encuentran en hornacinas más pequeñas las santas Colombina, Úrsula y Florentina, junto a los santos Matías, Bernardo y Guillén.
El segundo cuerpo está dedicado a los Gozos de María, también representados en altorrelieve.
En el tercer cuerpo, la figura central es Jesús, también de tamaño destacado, flanqueado por los Apóstoles. La composición se corona con un ático donde se representa la escena del Calvario.