La palabra Poblet proviene del latín populetum, que significa "alameda", ya que la zona siempre se destacó por su abundante vegetación y bosques de álamos. Esta riqueza natural llevó a que, en 1984, se declarara Paraje Natural de Interés Nacional, abarcando 2100 hectáreas y 50 fuentes naturales.
El monasterio de Poblet fue fundado cuando el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, donó alrededor del año 1150 las tierras de Populetum a la abadía francesa de Fontfroide, en una época en la que Sancho I de Provenza ostentaba el cargo de abad en dicha comunidad. Fontfroide, filial de Claraval y situada próxima a Narbona, recibió estas tierras ubicadas en la Cuenca de Barberá, en el término municipal de Vimbodí, cerca de Espluga de Francolí y con las montañas de Prades de telón de fondo. El entorno ofrecía las condiciones ideales para la fundación de un monasterio cisterciense: aislamiento, abundancia de agua y un extenso espacio apto para la agricultura.
Con el establecimiento de este monasterio se integraron cuatro grandes abadías cistercienses: Claraval (en el valle de Absinthe, Francia), la Gran Selva (en Languedoc), Fontfreda (cerca de Narbona) y Poblet. La primera comunidad se asentó bajo el mandato del abad Guerau en 1153, y existen documentos que registran una donación de los vizcondes de Cardona en 1151. Durante los siglos siguientes, reyes y familias nobles realizaron numerosas donaciones, lo que ha permitido seguir el avance en la construcción y el acabado de espacios como el claustro y los pasajes de la iglesia. Un testamento de 1184 señala que el templo aún estaba en construcción, y otro documento del mismo año menciona un donativo real para iluminar el altar de Santa María, lo que indica que al menos el presbiterio ya estaba en funcionamiento.
En 1340, Pedro el Ceremonioso ordenó la creación de un panteón real y nobiliario, llegando a albergar hasta 16 sepulturas. La elección de este lugar de sepultura estaba vinculada a importantes donaciones de tierras, hombres y recursos económicos, y se construyeron además capillas privadas, como las de Urgel y Argensola. Los linajes más destacados de Cataluña —entre ellos los Condes de Urgel, Cervera, Cardona, Puigvert y Boixadors— desempeñaron un papel relevante en la historia del monasterio.
Desde su fundación, Poblet estuvo protegido y patrocinado por los reyes, relación que continuó tras la unión de las coronas de Aragón y Castilla. En 1493, los Reyes Católicos visitaron el monasterio acompañados del infante don Juan y de Juan y Fernando, hijos cristianizados de uno de los últimos reyes de Granada. Esta visita es recordada, en parte, por la presencia de las cien doncellas que acompañaban a la reina Isabel, las cuales se hospedaron en uno de los salones del palacio abacial y alteraron notablemente la vida del lugar.
El humanista Jerónimo Münzer visitó el monasterio en 1494 y quedó impresionado por su arquitectura, la riqueza de su decoración y la numerosa comunidad monástica. Con la extinción de la Casa Real de Aragón, Poblet inició un periodo de decadencia, aunque algunos abades intentaron modernizarlo durante el Renacimiento. Así, el abad Caixal contrató al escultor Damián Forment para realizar, entre 1526 y 1531, un retablo en piedra para la capilla mayor, una obra de gran envergadura cuyo elevado coste llevó a los monjes a sublevarse contra su abad, quien finalmente fue condenado a reclusión perpetua por "dilapidación y falta de observancia."