El primer recinto

Se ingresa al recinto a través de la Puerta de Prades, la cual presenta un arco de medio punto con grandes dovelas en su parte exterior y un arco apuntado en el interior. Sobre la puerta se halla un nicho que alberga una imagen de la Virgen María, advocación del monasterio, acompañado del escudete del abad Fernando de Lerín (1531-1545), la jarra decorada con azucenas o lirios—símbolos de pureza—y las iniciales PO, que hacen referencia a Poblet.

En este primer recinto se ubicaban las habitaciones destinadas a labradores, obreros, legos y otros miembros de la “familia” del monasterio. Durante el mandato del abad Guimerá (1564-1583) se mandó construir un pozo, un abrevadero y diversas conducciones de agua, registrándose su mandato con la impresión de su escudo en piedra, que muestra dos fajas rojas sobre un campo de oro. Además, aún se conserva la casa del monje portero, edificada en la época del abad Fernando Lerín, que también exhibe su escudo.

Después de atravesar una alameda se alcanza la puerta de acceso al segundo recinto, denominada Puerta Dorada en alusión a las planchas de bronce chapeadas que la recubrían y que fueron doradas por orden de Felipe II en 1564, durante la Semana Santa en este monasterio. Esta puerta, construida bajo los prioratos de los abades Delgado y Juan Payo Coello (1480-1499), es un claro ejemplo de arquitectura castrense. En la fachada se encuentran los escudetes de estos abades junto a otros más grandes con las divisas de la Corona de Aragón, Sicilia y Castilla, haciendo referencia a los reyes Juan II y Fernando el Católico. La puerta debió estar terminada en 1493 para recibir a los Reyes Católicos, quienes visitaron el monasterio ese mismo año acompañados por sus hijos, el infante Juan y las infantas Juana, Isabel y Catalina, quienes llegaron a ser reinas de España, Portugal e Inglaterra, respectivamente.

Ante esta puerta se llevaba a cabo la ceremonia de bienvenida a los reyes visitantes de Poblet. Se preparaban elegantes reclinatorios y, una vez arrodillados, el abad les invitaba a besar el Lignum Crucis. Acto seguido, los monarcas salían en procesión bajo palio, entonando el Te Deum y siendo escoltados por su séquito y los monjes de la comunidad. Tras haber ingresado al segundo recinto por la Puerta Dorada, en la capilla de Santa Catalina se detenían para orar antes de acceder definitivamente a la zona de clausura.

Junto a la Puerta Dorada se ubica la capilla de San Jorge, construida por Alfonso V de Aragón el Magnánimo en acción de gracias por la victoria en la conquista de Nápoles en 1442, durante el mandato del abad Conill. Aunque se conoce como capilla de San Jorge, en realidad está consagrada a la Virgen del Rosario, San Miguel Arcángel y San Jorge, ya que se consideraba que los tres protegieron al rey en dicha conquista. Las representaciones escultóricas de estos protectores se encontraban en el retablo desaparecido de la capilla. De planta cuadrada, la capilla de San Jorge cuenta con una puerta de estilo gótico flanqueada por columnas que terminan en pináculos. Su fachada muestra los escudos reales de Alfonso V de Aragón y de Nápoles, junto al escudete del abad Conill, representado con un conejo labrado como símbolo de su nombre, todo ello sostenido por dos tenantes, y posee una bóveda de crucería en estrella.

Al atravesar la Puerta Dorada se llega al segundo recinto.

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