Desde los primeros estudios de la historiografía moderna, autores como Ocampo y Morales, en el siglo XVI, reconocieron la relevancia de Itálica, especialmente por ser la cuna de dos emperadores romanos: Trajano y Adriano, a quienes Rodrigo Caro dedicó su célebre Canción. Algunos investigadores incluso añaden a esta lista al hijo mayor de Adriano, Arcadio. A lo largo de los siglos, las ruinas de la antigua ciudad despertaron la curiosidad y la admiración de numerosos viajeros y eruditos extranjeros, que dejaron constancia escrita y gráfica de sus visitas, reflejando tanto la grandeza del lugar como su progresivo deterioro.

A pesar de su prestigio histórico, Itálica fue víctima de un prolongado expolio. Desde época musulmana, sus restos sirvieron como cantera para obtener materiales de construcción, una práctica que continuó incluso durante la Ilustración. En 1740, el Ayuntamiento de Sevilla ordenó derribar los muros del anfiteatro para emplear sus piedras en la construcción de un dique en el río Guadalquivir. Décadas después, en 1796, parte de la antigua vetus urbs fue destruida para abrir el nuevo Camino Real de Extremadura.

El primer intento legal de protección del yacimiento tuvo lugar el 9 de febrero de 1810, durante la ocupación napoleónica, cuando se dispuso devolverle su antiguo nombre y destinar fondos anuales para excavaciones regulares, aunque estas no se iniciaron realmente hasta 1839-1840, gracias a la iniciativa personal de un modesto funcionario. Sin embargo, el expolio continuó, y aún en 1873 se denunciaban actos vandálicos en el lugar.

Finalmente, el 13 de diciembre de 1912, Itálica fue declarada Monumento Nacional, lo que supuso un paso importante hacia su conservación. Aun así, no fue hasta el Decreto 7/2001, de 9 de enero, cuando la Junta de Andalucía delimitó de forma precisa la zona arqueológica y estableció medidas de protección efectivas. En la actualidad, las ruinas de Itálica, situadas a unos siete kilómetros al norte de Sevilla, constituyen uno de los principales atractivos turísticos de la región, y su preservación se lleva a cabo mediante técnicas científicas avanzadas.