El retablo del altar mayor de la Basílica del Pilar fue realizado en alabastro policromado con un guardapolvo de madera por Damián Forment entre 1515 y 1518, y está dedicado a la Asunción de la Virgen. Su estructura arquitectónica corresponde al estilo gótico final, pero las escenas representadas muestran rasgos plenamente renacentistas.
En 1509, el cabildo encargó a Forment la predela o banco del retablo para la colegiata de Santa María, con la condición de que fuera igual o mejor que el de La Seo. Una vez casi finalizada esta parte, en 1511 se le encargó el resto del retablo, que incluye tres grandes escenas: en el centro, la Asunción de la Virgen; a la derecha, su nacimiento; y a la izquierda, su presentación en el templo. Forment delegó en otros maestros de su taller la finalización de los elementos arquitectónicos y el conjunto quedó montado en 1518.
En la predela se representan siete escenas: el Encuentro de San Joaquín y Santa Ana, la Anunciación, la Visitación, la Adoración de los pastores, la Adoración de los reyes, la Piedad y la Resurrección. Estas están separadas por columnas góticas que acogen figuras de santos y apóstoles. En esta zona Forment introduce detalles propios del Renacimiento, como putti, cartelas y balaustres. A ambos lados del retablo hay estatuas de Santiago el Mayor y San Braulio en hornacinas, y en la parte inferior aparecen escudos sostenidos por angelotes y medallones. Aunque la policromía original se ha perdido casi por completo en las escenas principales, todavía se conserva en parte en la predela.
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